La evidencia histórica de la presencia de este pueblo se remonta a la época de la Colonia, cuando en los años 1538 y 1539, Alonso de Mercadillo y Diego Núñez atravesaron el territorio que ocupaban los shawi. Una segunda incursión en la zona de gran envergadura estuvo a cargo de la Orden Jesuita, organización católica que inició la el establecimiento de misiones con población indígena entre los años 1638 y 1768. Nuestra Señora de Paranapuras, fundada en 1652, y Presentación de Chayabita, fundada en 1678, fueron las misiones más importantes que albergaron una gran cantidad de población shawi. Además, los shawi fueron agrupados en otras misiones junto con población shiwilu y muniche (Fuentes 1988, Ribeiro y Wise 1978).
La reclusión en las misiones tuvo como consecuencia la aparición de numerosas epidemias entre la población indígena, acostumbrada a otro patrón de asentamiento. Algunos indígenas huyeron de las misiones durante esta época, otros permanecieron hasta que los jesuitas fueron expulsados de la zona a mediados del siglo XVIII, retomando posteriormente su forma de vida tradicional (Mora y Zarzar 1997).
Desde fines del siglo XVIII, los shawi participaron en la producción y recolección de jebe, pieles de animales y zarzaparrilla (Fuentes 1988). En la época del boom cauchero, que duró hasta el año 1940, ellos vivieron en fundos de patrones para los que produjeron, por turnos, los diferentes productos demandados por los mercados internacionales (barbasco, shiringa, leche caspi) (Mora y Zarzar 1997).
Hacia el año 1956, llegaron miembros del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), quienes se establecieron en la zona e iniciaron el estudio de la lengua y su labor misional (Fuentes 1988). En la década de 1970, con la fundación de escuelas bilingües y con la promulgación de la Ley de Comunidades Nativas, los shawi se agruparon en comunidades nativas (INEI 2007).
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